Algo no cuadra en la congruencia declarativa.
No se puede decir, o mandar a decir, que si un “manotazo…”, que ahora sí, que “¡caiga quien caiga!”, para después salir con el “yo no dije lo que dicen” y que no se va a investigar a nadie.
Del viejo, del muy viejo PRI se acostumbraba ese tipo de jugadas y todavía en la era de la Fidelidad era común, pero con más inteligencia cuando se hablaba de remociones, indagaciones y manotazos al escritorio.
Hoy las cosas debieran dejar de funcionar así, particularmente tras el arribo de una nueva esperanza federal tras el regreso del PRI a Los Pinos y el arribo de nuevas generaciones de jóvenes al poder a los gobiernos estatales, como es el caso de Veracruz.
Hoy algo no cuadra.
Después de publicarse en varios diarios, que si no órganos oficiales casi casi, el “cese fulminante” de dos colaboradores del gobierno, adelantando una profunda investigación, la versión oficial transita en sentido contrario.
Y es que, ante el reclamo de diputados locales que exigieron aclarar sobre el cese tan repentino de Édgar Spinoso Carrera, ex oficial mayor de la SEV, y Gabriel Deantes, ex subsecretario de Egresos y Planeación de la Sefiplan, la autoridad respondió que no hay investigación extra al respecto y sólo se cumple el trámite de entrega-recepción.
Explicó que la salida de ambos personajes se debió a que cumplieron con un ciclo como personal de confianza, “como todo funcionario de la administración pública de cualquier gobierno federal, estatal o municipal que obedecen a tiempos, ritmos y circunstancias”.
Vaya.
Y no es que las mayorías se vayan por la cacería de brujas o la crucifixión de chivos expiatorios. No, el tema es la congruencia entre el decir y el hacer.
De lo de Édgar Spinoso, de manera aislada se habló en el pasado de su brillante gestión. Este funcionario siempre se mantuvo en un muy bajo perfil y hasta donde se supo siempre sirvió con lealtad y eficiencia. Mientras de Gabriel Deantes las denuncias sobre sus corruptelas se volvieron tan añejas que no se volvió a tocar el tema.
Y con respecto a la posible salida del secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez, el mandatario veracruzano dijo –luego que el funcionario declaró que pronto “sería un ciudadano común y corriente”– que “lo que Bermúdez quiso decir es que en dos años y meses dejará de ser secretario de Seguridad Pública y será un ciudadano común y corriente”.
No cabe duda que los tiempos que vivimos son diferentes y que los estilos de gobernar a veces resultan ininteligibles para las mayorías profanas.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo