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MIREYA TOTO, PINOCHO
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2014-07-24 - 10:23
“¡De las mentiras, existen muchos tipos, pero ninguna, como las traicioneras!”, Orwell

Al principio creí que esta honorable dama del Palacio (de Gobierno), era la del “¡espejito, espejito… ¿quién es la más bella…?”. Pero no. Error. Me equivoqué. Craso error.
Es la de Gepeto, la del cuento de niños, Pinocho… desde luego que Pinocho en su versión totonaca.
“Fueron 6 mil las acciones de respaldo a víctimas del delito en 2013”, dijo la inamovible presidenta de la Comisión de Atención a Víctimas del Delito, Mireya Toto Gutiérrez.
“Y para el 2014-2015 duplicaremos nuestras expectativas”, musita con orgullo la musa de muy malos bigotes.
¿Creíble?
Pues tal vez sí, tal vez no.
Que sus colaboradores, abogados, doctores en derecho, asistentes con más de 20 años de experiencia en el servicio público los tiene para que le den masaje en los pies, le pinten sus delicadas uñas –¿quién dijo garras?– y le musiten en voz baja la de Bach –¿quién dijo flores ¡tamaños incultos!–, no sin antes plancharle las sábanas de su King, pero tendida para que no queden arrugas… pues ése es otro rollo.
¿Creíble?
Pues, tal vez si, tal vez no.
Y es que a Pinocho, perdón, a la Toto, le ha dado por declarar cosas sin ton ni son.
En sus fantasías teje escenarios virtuales que al momento de cobrar sus quincenas se materializan, ya que se las entregan en efe y por adela. Y ella, pues a gusto ¡que chingaos!, siempre confiada en sus protectores, siempre arrogante y grosera ante sus colaboradores y tapete ante el superior; siempre caminando de ladito cuando entra a ver a su jefe Erick Lagos, pero siempre con paso firme, de conquistadora, cuando se llega a parar a sus oficinas.
Y va de cuento.
Hace mucho tiempo, un carpintero llamado Gepeto, como se sentía muy solo, agarró de su taller un trozo de madera y construyó un muñeco llamado Pinocho.
–¡Qué bien me ha quedado! –exclamó. Lástima que no tenga vida.
–Cómo me gustaría que mi Pinocho fuese de verdad.
Tanto lo deseó, que un hada fue hasta allí y con su varita dio vida al muñeco.
–¡Hola, padre! –saludó Pinocho.
–¡Eh! ¿Quién habla? –gritó Gepeto mirando a todas partes.
–Soy yo, Pinocho. ¿Es que ya no me conoces?
Gepeto, orgulloso de Pinocho, lo idealizó… pero nunca pensó que se convertiría en tamaño mentiroso.
“¡Logramos superar hasta en un 40 por ciento las metas planteadas en el Programa Operativo Anual!”, grita eufórica esta dama –Mireya Toto–, doctorada en París, según ella, y adicta a ese vinillo Georges Duboeuf Beaujolais Nouveau, ¿Qué: hay otro?.. esa cosecha 2008 de la cual sólo se envasaron 200 botellas.
“Nuestras acciones en favor de las víctimas del delito son apoyo legal, psicológico, así como acompañamientos, además de trabajo social”, argumenta la bien recomendada Mireya Toto, para quien en los hechos es imposible atienda a 6 mil en unos meses cuando la docena de colaboradores se dedican a aspirar su casa, que no es cualquier casucha, es la de Las Ánimas y la más reciente, el mismísimo Centro de Atención a Víctimas, que tuvo a bien escriturarse, según denuncia el acreditado columnista Luis Ramírez Baqueiro.
¿Creíble? Pues, tal vez sí, tal vez no.
A Pinocho le gustaba ir al colegio y pensaba:
–Ya sé, estudiaré mucho para tener un buen trabajo y ganar dinero, y compraré un buen abrigo a Gepeto.
De camino, pasó por la plaza del pueblo y oyó:
–¡Entren, señores y señoras! ¡Vean nuestro teatro de títeres!
Era un teatro de muñecos como él y se puso tan contento que bailó.
–¡Bravo, bravo! –gritaba la gente al ver a Pinocho bailar sin hilos.
–¿Quieres formar parte de nuestro teatro? –le dijo el dueño del teatro al acabar la función.
–No, porque tengo que ir al colegio.
Pinocho siguió muy contento hacia el cole, cuando de pronto:
–¡Vaya, vaya! ¿Dónde vas tan de prisa, jovencito? –dijo un gato muy mentiroso que se encontró en el camino.
–Voy a comprar un abrigo a mi padre con este dinero que gané en el teatro.
–¡Oh, vamos! –exclamó el zorro que iba con el gato. Eso es poco dinero para un buen abrigo. ¿No te gustaría tener más?
–Sí, pero ¿cómo?
–Nosotros te llevaremos –dijo el zorro.
Así, con mentiras, los bandidos llevaron a Pinocho a un lugar lejos de la ciudad, le robaron las monedas que cargaba y le ataron a un árbol.
Gritó y gritó pero nadie le oyó, tan sólo el Hada Azul.
–¿Dónde perdiste las monedas?
–Al cruzar el río –dijo Pinocho mientras le crecía la nariz.
Se dio cuenta de que había mentido y, al ver su nariz, se puso a llorar.
La Toto, al micrófono:
"Han sido acciones de asistencia jurídica, de acompañamiento, psicológicos, de trabajo social y médico; hicimos 6 mil 426 en el año y rebasamos el 40 por ciento en lo previsto en nuestro programa operativo anual", destaca sin hacer caso a lo que denuncia otro acreditado periodista, “Pepe” Ortiz, quien asegura que para hacer el listado de víctimas que por supuesto no atiende pone a su secretario –luego que acaba el quehacer de la casa– a recortar las notas rojas de los diarios estatales para tener sustento con nombres reales.
¿Creíble?
Pues tal vez sí, tal vez no.
Asegura la Pinocho… er, perdón de nuevo, la Toto, que el Centro que encabeza, cuenta con oficinas en una treintena de municipios, pero cuando se le requiere de detalles con enojo responde: “¡solo un proyecto!”.
A Pinocho le pasó lo mismo, su hada, sin embargo, lo perdonó.
–Esta vez tu nariz volverá a ser como antes, pero te crecerá si vuelves a mentir –le dijo el Hada Azul.
Así, Pinocho se fue a la ciudad y se encontró con unos niños que reían y saltaban muy contentos.
–¿Qué es lo que pasa? –preguntó.
–Nos vamos de viaje a la Isla de la Diversión, donde todos los días son de fiesta y no hay colegios ni profesores. ¿Quieres venir?
–¡Venga, vamos!
Entonces, apareció el Hada Azul.
–¿No me prometiste ir al colegio? –preguntó.
–Sí –mintió Pinocho–, ya he estado allí.
Y, de repente, empezaron a crecerle unas orejas de burro. Pinocho se dio cuenta de que le habían crecido por mentir y se arrepintió.
No pasa lo mismo con Mireya. Ella sí que no entiende.
Según denuncias en medios cobra los cheques de sus empleados para darles menos; existe presunto desvío de recursos públicos federales y estatales que baja y su destino se ignora y que se da la gran vida con sus amigos y amigas diputados y funcionarios en los restaurantes de postín de Xalapa.
¿Creíble?
Pues tal vez sí, tal vez no.
Mireya declara a la prensa que “Veracruz es la entidad pionera del país en contar con este organismo desde hace más de año y medio, motivo por el cual el presidente Enrique Peña Nieto lo consideró cuando presentó la Ley Federal de Atención a Víctimas, pero nosotros somos el único estado que la creó antes. La nuestra se publicó en 2012; la de Peña Nieto un año después".
¡Bárbara!
Impresionante… si fuera realidad.
La Procuraduría del estado cuenta con un Centro de Atención a Víctimas del Delito creado en febrero de 1999 en el régimen de Miguel Alemán. Otras unidades en paralelo funcionan en el DIF, en el Instituto de la Mujer y en Derechos Humanos.
¿Creíble?
Pues tal vez sí, tal vez no.
A Mireya, dicen los que la han visto, le ha crecido la nariz y también las orejas… pero ni su protector, su Gepeto, pues, ni su hada azul se han dado cuenta.
¡Pa´ qué!
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo

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