04 de Mayo de 2024
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La ley Agraria del 6 de Enero de 1915
*Conmemoración partidista, no campesina *El acarreo humillante de los hombres del campo
2016-01-05 - 08:53
Durante su estancia en Veracruz, el Jefe de la Revolución Constitucionalista Venustiano Carranza, emite el 6 de enero de 1915 la Ley Agraria, redactada por Luis Cabrera, una de las mentes más lúcidas de los años de la revolución, con el propósito de atraer hacia el carrancismo a los campesinos del país que, sin lugar a dudas, se identificaban más con el Plan de Ayala de Emiliano Zapata gracias a sus planteamientos de una reforma agraria más contundente que los plasmados o inexistentes del Plan de Guadalupe del propio Carranza.
El Barón de Cuatro Ciénegas quería acabar primero con Francisco Villa y luego con Zapata.
Había que arrebatarles sus banderas de lucha y para eso orquestó una alianza con los dirigentes de la Casa del Obrero Mundial y se formaron los Batallones Rojos en apoyo al carrancismo.
Tristemente, El Viejo-como también le llamaban- traicionó a los obreros al final de la revolución y se lanzó contra ellos aplastando sus huelgas y pisoteando sus demandas.
Para atraer a los campesinos emitió la Ley Agraria del 6 de enero que pretendía reconocer la propiedad comunal por medio de la restitución y dotación de tierras a los hombres del campo.
La idea era, de igual manera, quitarle la bandera del agrarismo a Zapata y que vieran en don Venustiano al precursor de las reformas del campo.
Todo esto lo complemento muy bien el Jefe Constitucionalista con el asesinato de Emiliano Zapata en 1919, un año antes de abandonar el poder y de ser asesinato él también.
Fue doblemente traidor, primero a los obreros y luego a los campesinos, a quienes les asesina a su líder, aquel que pasó a la historia y se mantiene aún como uno de los caudillos más dignos y limpios de la revolución.
La Ley Agraria pudo haber logrado muchos de sus objetivos, sin embargo su nacimiento está marcado por la tracción de Carranza a los campesinos y aun por la muerte del Caudillo del Sur.
Si agregamos a éste pasaje negro de la historia el hecho de que en la actualidad los campesinos viven en la miseria, sin apoyos y en condiciones deplorables, habría que preguntarse ¿cuál es la rezón de seguir conmemorando cada año la promulgación de dicha ley?
En cada acto efectuado en el puerto de Veracruz y presidido casi siempre por el propio presidente de la República, se hacen promesas a los campesinos, a los que por cierto llevan como borreguitos sus líderes trajeados de la CNC, y que rara vez les cumplen.
Eso si, su torta, frutsi y una manzana se la ganan de ley al igual que su paseo de a gratis por toda la ciudad para aprovechar el viaje.
Triste, muy triste mirar por un lado a los funcionarios, políticos y líderes campesinos vestidos de traje y corbata o guayabera para disimular un poco, mientras que por el otro lado lo que se mira es la miseria del campesinado que, en muchas ocasiones, no sabe ni que hace en ese acto que, por si fuera poco tiene siglas partidistas, las del PRI gobierno.
Las autoridades siguen utilizando a los campesinos como lo han hecho siempre. No cambian su estilo de hacer política y abusan de las prácticas del acarreo, prometen cosas que nunca cumplen, le faltan al respeto a quienes están obligados, no solo a respetar, sino a proteger, apoyar y ayudar a mejorar sus condiciones de vida.

¿Qué se conmemora entonces el 6 de enero?

¿La traición de Carranza que provocó después el asesinato de Emiliano Zapata?
¿Una ley obsoleta violentada por el salinismo y su reforma al artículo 27 constitucional?
¿A los campesinos de hoy empobrecidos y utilizados para aplaudir a sus propios verdugos?
Solo mucho ruido y pocas nueces en un acto que ya perdió –si es que lo tuvo-su principal significado: Mejorar las condiciones de vida de los campesinos.

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