El Partido Revolucionario Institucional no ganó absolutamente nada con sus alianzas y los resultados en las votaciones lo muestran claramente.
Buscó al Verde Ecologista, al Partido del Trabajo, a Alternativa Veracruzana y a Nueva Alianza para presentar un bloque que supuestamente le diera la oportunidad de llevar al triunfo a su candidato Héctor Yunes.
Esos partidos políticos satélites fueron un fracaso y todos están a un paso de perder hasta su registro por no alcanzar los porcentajes de votación que determina el INE porque no representan ninguna fuerza real y lo acaban de demostrar.
Si tuvieran una base solida de simpatizantes otra cosa sería pero no es así. Inflan el número de afiliados, presentan listas fantasmas y casi siempre se aprovechan de la pobreza y la ignorancia de la gente ofreciendo apoyos económicos, terrenos, materiales para construcción de viviendas, entre otras cosas siempre y cuando asistan a las manifestaciones, protestas y actos de campaña de quienes los dirigen y quienes, eso si, reciben del gobierno sus respectivas prebendas cuando se trata de apoyar ya sea al mandatario o al propio partido en el poder como es el caso que nos ocupa.
¿Qué caso tiene aliarse a partiditos que no ayudaron en nada para ganar la elección a gobernador? Y más aun, ¿Qué caso tiene la existencia de esos mini partidos, creados por líderes resentidos que emigraron de otros partidos como consecuencia de las deslealtades y traiciones? Caso más reciente el AVE o Nueva Alianza.
¿Qué le aportaron al PRI? Tendrán los dirigentes de ese partido que hacer un análisis concienzudo sobre la conveniencia o no de volver a aliarse con esos organismos políticos cuyos porcentajes en la votación reciente no alcanzó ni para que mantuvieran su registro.
Y los dirigentes de los mini partidos de igual manera deberán reconsiderar volver a participar juntos pues es claro que solos obtienen más votos que junto a un partido cuyo candidato estuvo rodeado de circunstancias demasiado adversas como fue el caso de Héctor Yunes Landa, a quien muchos daban por perdido desde antes de las votaciones y aun así arriesgaron su capital y su propia subsistencia.
Unos quizá perdieron más que otros. El AVE, por ejemplo, que en las elecciones municipales pasadas fue uno de los partidos con muy alta votación, cayó estrepitosamente y uno de sus candidatos “estrellas”, Esteban Acosta Lagunes, perdió la diputación por Coatepec y pese a que estaba en primer lugar en la lista para las plurinominales y como no alanzó el 3 % de la votación su partido, tendrá que resignarse con regresar a la alcaldía de Banderilla a terminar su mandato si es que no lo denuncian penalmente antes por desfalco de más de 20 millones de pesos, señalado por uno de sus ex antiguos compañeros del AVE, el diputado Garrido que no quita el dedo del renglón y amenaza con llevarlo a la cárcel.
A quien tampoco le fue mal en pasadas elecciones había sido al Partido del Trabajo cuyo dirigente, Antonio Luna, estuvo a casi nada de convertirse en diputado y ahora está a nada pero de perder su registro.
¿Entonces, que ganaron el PRI y sus partidos satélites participando juntos? La realidad es que la población ya no es la misma, está cambiando la percepción de la gente, ya no se deja engañar tan fácilmente por ofertas de papel, mostrando una unidad que en la realidad no existe como no existen los miles de afiliados a dichos partidos que pudiesen generar los votos deseados para ganar una elección. Son mentiras que quieren pasar como verdades los propios dirigentes para obtener poder y posiciones políticas, nada más.
Y qué decir de la alianza PAN-PRD. Más de lo mismo. Solo basta con ver los resultados que como partido obtuvo el PRD y da tristeza pues el más votado fue el PAN pero en solitario. Un ejemplo que se veía en casi todas las casillas: PAN 176, PRD 6 y así por el estilo. Entonces, ¿Qué aportó el PRD a Miguel Ángel Yunes Linares en esta elección? Pues la exigencia, ahora sí, de entregar parte del pastel cuando se haga gobierno a los mal llamados izquierdistas (que de eso no tienen ya nada).
Se concluye entonces que fueron totalmente inútiles esas alianzas y que, por lo tanto, los partidos grandes y los satélites, tendrán que revalorizar sus estrategias en los futuros procesos electorales. No hay de otra, si es que quieren ganar los grandes y si es que los partiditos tienen la intensión de seguir mamando del erario público.