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CRÓNICAS AUSENTES - Lenin Torres Antonio
Secularización del poder público: la contribución de AMLO al Mundo
2021-03-14 - 21:21

Lenin Torres Antonio


Desmitificar al político y la política no debería ser un acto ni heroico ni de una profundidad académica, debería implicar normalidad a secas; asuntos humanos por humanos, por lo que viene bien para estos tiempos de añoranzas de estereotipos, sujetos ideales, y héroes, hablar un poco de la carencia de esos yo ideales o ideales del yo, carentes de defectos e imperfecciones, omnipotentes, omniscientes y trascendentales, estamos en tiempos de sequías, de voltear y ver al otro y no tener referentes ideales con que compararlos o buscarles semejanzas.


Otrora en casi todas las actividades humanas había estereotipos de humano ideales, incluso podíamos encontrarlos en los lugares más lúgubres y encontrarlos, en los lugares más excelsos y encontrarlos, la música, el deporte, en la ciencia, en la literatura, en la guerra, en la política, en la historia, etc., incluso podríamos decir que sobraban, y hoy vivimos escases y un pasmosa neurosis pública y privada, los trascendentales se cayeron como se cayeron “los ídolos con pies de barro”.


El padre del edipo freudiano luce pobre y débil, a Homero Bart le llama Homero, su función de reflejo de la ley y evitación de la tentación  opera cuando le da la gana al hijo, la idealización del padre compite contra la esquizofrenia del mundo alucinante de las autopistas infinitas de la internet; incluso, el cuerpo perdió su lugar privilegiado de la concupiscencia y la idolatría, no sé cómo podría nombrársele a un movimiento contracultural en estos tiempos cuando no hay cultura sólida, cuando Heráclito asumió el reinado de la verdad y de la realidad, porque tan pronto cuando “sentimos ser” “dejamos de ser”; “amor y paz” bien podría se sustituido por el título de una novela de Dostoyevski, “crimen y castigo”, y vivir el infierno en el acá, y vivir en paraíso en el acá.


El hombre a lo alto de la pirámide evolutiva del reino animal se desbarrancó, y ahora se le puede ver en lo hondo del barranco magullado, golpeado, y siendo pateado por un microorganismo, que de vez en cuando lo agarra del cuello, lo levanta y le propina algunas bofetadas para espetarle, ¡estúpido, no que eras el rey!, ¡con tu ciencia, con tu moral de esclavo y de amo, con tu educación!, ¿todavía no sabes hacia dónde te diriges, ni quién eres?


Pero todavía nos resistimos a derribar definitivamente a nuestros ídolos, las luces de la libertad nos han enceguecidos, y como bien dice Plató, queremos volver a la caverna para ver a las imágenes como lo real y lo verdadero.


Todavía nos resistimos a aceptar un mundo sin héroes ni dioses, ni ídolos ni místicos; al hombre le quedó grande el mundo, a la Ciencias le quedó grande Dios, a Dios le quedó grande el hombre, y el hombre tiene que volver a vérsela con los “enigmas del mundo, de dios, de la ciencia, y de él”, pero ahora debe ver que no hay hechos morales ni verdades en el mundo, que no somos diferentes que la physis, que juntos formamos una armoniosa discordante, que juntos ahora somos y ahora no somos.


La caída de los ídolos se ha dado de forma gradual, hasta llegar a estos tiempos en que sólo queda un pequeño tufo que estuvieron por acá sin ser vistos, y creemos reconocer en alguno que otro mortal el semblante eterno de la perfección, nos duele ser una época de bastardos, que el Edipo haya muerto no el hombre ni dios, fue el Edipo el difunto, y con él la ley y el orden humano, y con él el hogar seguro, ahora tan sólo deambulamos sin rumbo fijo, y cualquier idiota y estúpido nos puede engañar por un momento que es perfecto y que es nuestro padre.


Que patético lucimos, no tan sólo ontogenético sino filogenético, la especie humana, la gran familia su inteligencia está atrofiada no sabe como dejar de ser platónico, aristotélico e ilustrado, la posmodernidad lo dejó atolondrada sin rumbo, y confundida, y los nuevos sabios lucen por su ausencia; ni los mitos, ni las alegorías, ni los cuentos de cuna, ni los jolgorios nos confortan, ni nos hacen la espera de la caída del lenguaje menos violenta.


El terreno de la política y de los políticos luce bombardeado, con muertos por doquier, un campo hecho polvo y con piltrafas humanas, aún queriendo lucir ideal mudos se presentan por la carencia de un lenguaje que hable de “la cosa” y nos emocione intelectual y humorísticamente, en otros tiempos, la lucha por ser del primer mundo emocionaba a los aprendices de amos, en otros tiempos, el discurso y la oratoria hacia estragos en nuestra cordura, y los profesionales de las emociones nos atrapaban, ahora todos lucen mudos y con sorderas incurables.


No sé si saldremos sin violencia de esta caída, de esta transición hacia una nueva era, y si la era de la estupidez es nuestra era eterna; no sé si vendrán los nuevos oráculos hacerse cargo de nuestra adultez fracasada, y si podremos volver por el mismo camino una y otra vez hasta “que lo irremediable venga a buscarnos” (Savater), no sé si exactamente eso que ahora nos podemos dar cuenta que somos es destino y no un lugar provisional, que al optar por  Parménides en lugar de Heráclito se escribió la historia del hombre en su totalidad.


Lo que si sé es que nos cuesta acostumbrarnos al devenir, a lo pasajero, al lugar común, al hombre común, pues hasta ahora nos dimos cuenta de que los políticos son de carne y hueso, y no nuestros padres idealizados; ni los poderosos magos del verbo divino, ni los sacerdotes de la secularidad con quienes hacernos confesar; y esto no es privativo de nuestras latitudes, de nuestro México, forma parte del proceso de la construcción de la subjetividad de todas las latitudes.


Antes en México, había un día cada año de sus seis años, en que el Tlatoani (presidente de la república) nos permitía verlo, tocarlo, oírlo e incluso orar, era un espectáculo el informe del gran Tlatoani, recorría con su descapotable las calles de la capital del país para que sus súbditos y esclavos les rindieran pleitesías, igual en cada rincón del mundo, los políticos han sido y son vistos como una clase de humanos diferentes.


Así también la visita del “señor presidente” era motivo incluso de ocultar las carencias con una buena repintada y una fastuosa fiesta de bienvenida, su extensión o su representante, o su tentáculo se encargaba de los preparativos procurando la mayor perfección, aunque después del evento, todo volviera a “la normalidad”, a la verdad ocultada, la pobreza, el hambre, la marginación, la violencia, la hipocresía, etc.


A ese México estábamos acostumbrado, al de la simulación, al del equilibrio entre los intereses privados con lo público, a la simulación de hacer que se hacia y no se hacía, a ese mundo de la representación, hasta que “lo real” nos escupió a la cara, la muerte llegó a nuestras puertas, antes la violencia era en Juárez, Tijuana, los estados del norte colindantes con el otrora imperio del norte , ahora es todo el país, antes la pobreza era el México del sur, ahora todo el país, en fin, que la pobreza, la violencia y la marginación y otros males alcanzaron a casi todos los mexicanos directa e indirectamente, y decidimos un cambio, una 4ª  transformación.


Pero principalmente secularizamos el poder público y no nos hemos dado cuenta, y no pasamos de un ídolo a otro, ni de un héroe a otro, ni de un político místico a otro, ni de un demagogo a otro, y ese es la gran aportación que México está haciendo al mundo, y a veces creo que no nos hemos dado cuenta.


Las resistencias no tan sólo son políticas sino también psicológicas, déjenme explicarlo, tenemos un procesos de construcción de nuestra subjetividad que tiene que ver con que parte de un ideal del yo y/o yo ideal, y que gravita sobre la función parental que propicia la individuación de cada uno de nosotros, aunque restan identificaciones parentales que se mantienen por el resto de nuestras vidas, el otro nunca pierde vigencia, se mantiene como una suerte de confirmación de nuestra identidad y como una fuente de consciencia de si, esto nos lanza a la vida psíquica siempre en una búsqueda de identificaciones, de ahí, que las idealizaciones no tan sólo tenga que ver con el investimento libidinal al otro tanto de forma individual como colectiva. No nos podemos darnos cuenta, hasta que ocurra el proceso inverso, y caiga el ideal dejando al otro en la vulgarización con tachaduras y sin la perfección, hay, por lo tanto, un efecto de amor en la política y el político.


Resistirnos a que el político no tenga tachadura no es gratuito, dado que el político es la contraparte del amante personal en lo colectivo, quien puede sostener nuestra terrible levedad y nuestra pequeña telaraña simbólica que nos permite sostenernos en el mundo con un sentido colectivo, sino lo que significa el político, emulo del padre en lo real.


Hace unos días leía como una noticia trascendental, y lo que voy a decir no tiene nada que ver con una crítica personal al político, pues, al contrario, se me hace unos de los políticos veracruzanos más honestos que tenemos, Ricardo Ahued, pues lo he visto ser coherente en las posiciones políticas que ha ocupado, defendiendo lo que cree y piensa, independientemente de su filiación partidista, como debe ser. Bueno el caso es que fue noticia que el señor Ricardo Ahued estaba haciendo fila en un modulo para vacunarse, y pareciera que se hacía noticia en multitud de medios de comunicación, cómo si fuera una excepcionalidad de la normalidad, pero lo era más para los medios de comunicación que para el mismo Ricardo Ahued a quien lo he visto estar atendiendo personalmente sus propios negocios como cualquier mortal.


Pero no tan sólo Ricardo Ahued es coherente, y desmitifica al político, quién lo ha hecho desde que comenzó a gobernar es el propio presidente de la república Andrés Manuel López Obrador, quien inició un proceso de desmitificación de la política y de secularización, bajo a la política y a los políticos al mundo real del que se habían desprendido, incluso vemos cómo hay intentos de emularlos y malas copias.


La imagen del presidente inmaculado y perfecto, cuasi Tlatoani quedó en el pasado, ahora se le puede criticar, mirarlo a la cara, ya no hay toda la comparsa alrededor de él, se ha mantenido lejos de la tentación del poder, es el primer presidente que habla de “mandar obedeciendo” como lo escribe Enrique Dussel en la introducción de 20 tesis de política, incluso, se le puede insultar, cosa que ha sucedido de sobremanera y de forma despiadada, inédito en la historia de los presidentes de México, y es que cambiar el statu quo, ha golpeado a intereses ancestrales de poder en México, que tiene que ver con la casta que históricamente ha dominado el poder público en México, y que perderla ha sido su gran quebradero de cabeza, y recuperarlo su misión imposible.


Y quien ha cargado con una campaña mediática y política en contra a lo largo de su vida política. Es evidente que todas las coyunturas posibles se han y se aprovechan, ya sea la venta del avión presidencial, la lamentable muerte de la niña Fátima, la crisis petrolera, la crisis sanitaria del coronavirus, etc., y últimamente, la conmemoración del día internacional de la igualdad de género, con monumentales coberturas mediáticas en contra, y aún si pudiéramos una por una argumentar que son invalidad y que obedecen a intereses políticas eso no es suficiente para detener la guerra sucia contra AMLO, pero esa guerra contra él, carente de un proyecto alterno de modelo de país y de calidad moral tiene que ver con el intento de la oligarquía o de esa casta que ha tenido históricamente el poder en México, de volver a ejercerlo, ha si de simple.


Las acusaciones de despotismos presidencialistas es una ignorancia que nada tiene que ver con el auténtico presidencialismo déspota que se vivía, dónde los otros poderes estaban controlados por el ejecutivo, el presidente tenía el control de todo, nada se movía si no era por gracia del presidente, hasta los intelectuales, los medios de comunicación y la sociedad civil callaba, y no se atrevían a criticar y ensuciar la imagen intachable del presidente. Pero las fuerzas retrogradas del poder económico en movimiento, quieren hacer parecer y hacer creer que es un déspota, pero un ligero repaso de la historia nos dará los elementos para ver todo lo contrario.


Tratan de introyectar en el inconsciente colectivo exactamente eso, como, por ejemplo, el comentario a una noticia que subí de la cuenta millonaria en Andorra de la hija de unos de los caciques del PRI, Manlio Favio Beltrones, de un buen intencionado amigo y maestro, “precisamente porque no se trata de regresar al pasado es que estoy en contra del retrógrada de AMLO. No podemos regresar al presidencialismo imperial y a la democracia simulada de los 70 s, y a quien le contesto, “no sucederá, AMLO está consciente de su papel en la transición democrática, y tiene vigencia 6 años y ahora 4 años, hay que preocuparnos por esas fuerzas retrogradas que caminan en sentido contrario a la regeneración del poder político…”, ahí está el verdadero peligro para México.


AMLO sabe que su papel de puente en esa transición democrática, el paso de un régimen de simulación y corrupción hacía otro régimen auténticamente democrático puede fracasar y no porque su lectura de la vida pública y el poder sea equivocado, sino porque el poder que tienen enfrente es el poder del dinero, y que está usando todos los recursos a su alcance para hacer que fracase esa transición democrática, y que al final queda en la decisión de los mexicanos dejar que el pasado vuelva y que nos construyan a un nuevo héroe telenovelesco para mantener el statu quo, que ya lo están construyendo para que siga la historia de “lágrimas y risas” del pueblo mexicano.


Marzo de 2021


 

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