José Luis Amaya Huerta

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En la teoría democrática, la oposición tiene una importante función política frente al gobierno constituido, pues sirve como contrapeso al ejercicio del poder.
Al igual que los medios de comunicación y la opinión pública, que coadyuvan en la vigilancia y a la rendición de cuentas de quienes gobiernan, aunque es un hecho que a estos no les gusta la crítica, la oposición debe contribuir a que las minorías estén y se sientan representadas y en ese sentido, a construir los equilibrios políticos que deben existir en toda sociedad democrática.
Durante los dos sexenios panistas y uno priista que antecedieron al del presidente Andrés Manuel López Obrador, éste logró no solo resistir, sino construir una oposición política desde la izquierda que cohesionó y abrió espacios de participación en el Congreso a personajes surgidos de los partidos que los respaldaron en sus tres intentos por llegar a la Presidencia, pero a lo largo de 18 años también supo convencer a cuadros vinculados al poder, cuyo pensamiento político se identificaba con el nacionalismo revolucionario del que surgió el propio López Obrador.
Como ejemplos podría citarse los casos de Manuel Espino y Tatiana Clouthier, surgidos del PAN, y Manuel Bartlett, Marcelo Ebrard o Alfonso Durazo, que venían del PRI.
Desde diciembre de 2018, lo que se ve en el país es una oposición política a la que le ha costado trabajo articularse y cohesionar sus banderas pues tanto el PAN como el PRI y PRD se vieron disminuidos al perder a buena parte de sus electores y simpatizantes, la mayoría de los cuales emigraron a Morena.
Fue hasta las elecciones intermedias de 2021, tres años después de los comicios presidenciales, que los tres partidos lograron conformar la coalición Va por México y presentaron un frente electoral que les permitió avanzar lentamente y recuperar algunas posiciones en el Congreso y en la Ciudad de México.
Por otro lado, Movimiento Ciudadano como una tercera opción también ha ido avanzando en regiones específicas del país, al ganar la gubernatura de Nuevo León y sumarla a Jalisco, así como en las alcaldías de Monterrey y Campeche. Sin embargo, este partido ha dicho que contenderá solo en los comicios presidenciales de 2024.
Lo cierto es que, a dos años y meses de las elecciones presidenciales de 2024, aún no se ven las figuras políticas de la oposición que pudieran contender de manera competitiva contra la coalición en el poder de Morena-PT-PVEM.
Posiblemente el único caso hasta el momento sea el nombre del alcalde de Monterrey, Luis Donaldo Colosio Riojas, quien se ha colocado en las encuestas como un nombre conocido, más porque los mexicanos lo identifican con el ex candidato presidencial, que por su propia trayectoria, aunque la presencia del partido al que pertenece como ya se dijo, se circunscribe a ciertas regiones del país.
Por el lado de la coalición Va por México hasta el momento no se ven figuras de peso, salvo el ex candidato presidencial del PAN, Ricardo Anaya, pero antes tendría que salir bien librado de los procesos judiciales enderezados en su contra.
De aquí al 2024, solo restan dos años y meses para que la oposición logre presentarse ante la población como un contrapeso real al ejercicio del poder presidencial y construir una candidatura que pudiera resultar atractiva para los mexicanos. Sin embargo, si no lo logra, es un hecho que a la coalición gobernante le bastaría con ponerse de acuerdo entre sus principales figuras para continuar en el poder durante un sexenio más.