José Luis Amaya Huerta
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El pasado sábado, en un hecho sin precedentes en lo que va de la actual administración estatal, miles de maestros de todo el estado se congregaron en el estadio Antonio M. Quirasco, en la capital del estado, para celebrar – según se informó - el éxito de la lucha democrática contra el neoliberalismo, y la participación del magisterio en la reciente consulta popular de Revocación de Mandato donde demostró su compromiso con el pueblo de México.
La celebración fue encabezada por el gobernador Cuitláhuac García Jiménez y el secretario de Educación, Zenyazen Escobar García.
Lo cierto es que, desde muy temprana hora, las instalaciones del Estadio “Antonio M. Quirasco” comenzaron a recibir a los maestros, quienes llegaron a las inmediaciones del lugar, el mismo que antes de 2016 fue testigo y escenario de la violencia y abusos en contra del magisterio cuando el Estado reprimió a quienes se oponían a los abusos de la mal llamada Reforma Educativa.
En este marco, el gobernador afirmó que la lucha del magisterio es y será siempre al lado del pueblo mexicano con el respaldo del presidente; recordando cómo ahora se viven tiempos distintos, pues ya no se encuentran del otro lado de las mallas y cercas donde fueron reprimidos.
Y hasta aquí todo bien; sin embargo, nunca falta un prietito en el arroz.
Y es que, en un acto de celebración a favor de las reformas impulsadas por la Cuarta Transformación y en contra del neoliberalismo llamó la atención ver a un funcionario educativo surgido de una familia de rancio abolengo priista, la cual no solo avaló las reformas neoliberales, sino que se benefició ampliamente del viejo sistema autoritario y que por cierto, antes de 2016 algunos de sus miembros se encontraban del otro lado de las vallas, del lado de quienes reprimieron a los maestros que se manifestaban contra la reforma.
Incluso el año pasado se dio a conocer la presunta vinculación de este personaje y sus familiares con el dobleteo de plazas como empleados y docentes de la SEV, además de sus puestos de confianza, pues el propio funcionario aparecía con un estatus académico de profesor titular B de tiempo completo.
Solo hay que recordar que en diciembre de 2016 se descubrió que varios miembros de esa familia cobraban como aviadores en la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV) y uno de ellos, vinculado de manera directa al funcionario de referencia, recibiría una pensión de más de cien mil pesos mensuales.
Lo anterior demuestra que en el ADN de este servidor público siguen impresas las más viejas prácticas políticas de abuso y corrupción.
Un auténtico maestro del trapecio que aprendió bien el arte de vivir del presupuesto público.
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