06 de Mayo de 2024
INICIO
Política Columnas Municipios País Orbe Educativas Cultural Sociedad Negocios Farándula Deportes Sucesos
-
No nada más en Tembladeras tiemblan
.
2011-12-29 - 18:50
“Aquí todos estamos así, jodidos. Cuando hay trabajo, pues es una bendición de Dios, porque aunque sea 50 ó 100 pesos llegan, pero cuando no, aquí estamos… y seguimos temblando”.
Así de esta forma se expresó don Salvador Martínez Cortina, habitante de la comunidad de Tembladeras, ubicada en el municipio de Las Vigas de Ramírez, en el Cofre de Perote, al ser entrevistado por uno de los reporteros de este periódico.
Hay que decir que no es nueva, ni mucho menos desconocida, la cruda y difícil realidad que esta gente tiene que enfrentar ya no año con año, sino todos los días, pero sobre todo en los últimos tiempos en que los efectos del cambio climático, de la crisis económica y del desempleo se han agravado y se avizora que continuará esta tendencia.
En esos lugares la sobrevivencia, que no vida, es un verdadero milagro, porque pareciera que el destino se ha ensañado, se ha empeñado en castigar y hacer sufrir hasta lo indecible a sus ya pocos, cansados y viejos pobladores.
Y de frustraciones, decepciones y otras penurias, mejor ni hablar.
Esta gente, que a pesar de los pesares se niega a desprenderse y se aferra al amor y al arraigo por su suelo, por la tierra que los vio nacer, sufre las de Caín, porque ahora sí, como se dice, y en este caso sí que aplica, cuando no les llueve, les graniza; les nieva y hiela.
Esta circunstancia de las heladas últimamente se ha recrudecido debido al cambio climático, y si en las partes bajas se notan y se sienten sus efectos, habrá que imaginarse lo que pasa y viven allá arriba, a más de 3 mil metros sobre el nivel del mar.
Es una verdadera tragedia, porque por estas condiciones, por la erosión del suelo, la falta de apoyos y de rentabilidad, la gente joven ha optado mejor por emigrar a otros lados, como sucede en la mayor parte de la campiña veracruzana y mexicana.
Es muy difícil, allá en las alturas, obtener buenas cosechas, aunque eso sí, el trabajo es muy arduo, pues hay que salir desde las 6 de la mañana y regresar ya entrada la noche, ganando salarios de hambre, cuando los hay, porque a veces ni eso.
En esas zonas altas el cultivo del maíz, que es la base de la dieta diaria de esa gente, hoy constituye un grave riesgo, pues su ciclo es muy largo, de 8 meses, y está expuesto a la incidencia e inclemencia de fenómenos meteorológicos.
De la papa, que había sido el cultivo fuerte de esa zona, hoy los tiene por los suelos, pues al no tener precio en el mercado, no da ni para cosecharla, y se pierde enterrada junto con todo el esfuerzo y el dinero invertido.
Esto es pérdida sobre pérdida y golpe tras golpe, de ahí el clamor de don Salvador, que es el clamor de todos los habitantes de esa zona.
Y la pregunta es qué se hace, dónde están los recursos y apoyos que se etiquetan en los presupuestos precisamente para atender y revertir esta situación, o cuando menos para paliarla, porque de que se destinan se destinan, aunque no se ve muy claro que lleguen a su destino.
Es verdad que en Tembladeras tiemblan, y mucho, pero no nada más es ahí, es en muchas regiones más, sobre todo indígenas, en donde carecen de casi todo, pero no porque no trabajen, porque por eso huelen, sino por otras cuestiones que ya es hora de dejar atrás.

Otras Entradas

Lo más visto