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Fabiola Vázquez Saut
Quien olvida su historia está condenado a repetirla!”, Ruiz de Santayana
2014-04-08 - 10:02
Cuando Fernando Gutiérrez Barrios llegó a Veracruz, primero en campaña electoral y luego ya como gobernador en 1986, Cirilo Vázquez Lagunes ya era un cacique de horca y cuchillo.
Dueño de una parte del sur de Veracruz, con asiento en Acayucan hizo lo que quiso hasta que fue acribillado de 42 balazos en septiembre de 2005, previo ajusticiamiento de su hermano Ponciano por parte del crimen organizado.
Pero retomando.
A su arribo a Veracruz, Gutiérrez Barrios empezó a sentir la presión del ya para entonces llamado el “Cacique del Sur”, quien por la vía del chantaje buscaba prebendas y espacios de poder. El mandatario, en 1987, no estaba bajo ninguna circunstancia dispuesto a dárselas.
Por el contrario, le pidió al entonces procurador Jorge Uscanga y a su jefe de la policía, Luis de la Barreda, le actualizaran la información de la actividad delictiva de Cirilo, lo cual dio lugar a que lo aprehendieran y remitieran, previa consignación, al penal de Allende.
El ex mandatario jarocho siempre fue un convencido de que el poder no se comparte, menos con la delincuencia, y en segundo término, recogiendo las enseñanzas de Álvaro Obregón, de que todo gobernante “debe de enseñar por lo menos una vez cada 15 días los güevos para que sepan quién manda”, procedió.
Ya Gonzalo N. Santos había dado una muestra de ese poder cuando llegó a la gubernatura de San Luis Potosí, asolada por una banda de cuatreros, misma que tenía punto más que irritada a la ciudadanía.
Contaba don Fernando que el “Alazán Tostado” mandó aprehender a los cuatreros que tenían sitiada a la capital potosina y cuando su jefe de la policía le pidió qué hacer con ellos, simple y llanamente respondió: “¡que no lleguen a la capital, cuélguenlos a la entrada de la ciudad!”. Así fue. Su mandato transcurriría con un alto respaldo ciudadano.
Lo mismo sucedió con Cirilo… aunque, claro, eran otros tiempos.
El punto es que Cirilo, ya en prisión, siguió moviendo grupos, presionando y jalando los bigotes al tigre.
En una ocasión, a seis meses de reclusión, mandó tirar camionadas de plátano y cítricos a las puertas del penal en franco reto a Gutiérrez Barrios, que sin más se trasladó de Xalapa al penal del puerto, se encerró con Cirilo 40 minutos, sin guardias de por medio, tras lo cual salió satisfecho: había negociado con Cirilo su libertad condicional que se ventilaría con sus abogados, ya que él no podría regresar a Veracruz, al menos mientras don Fernando estuviera al frente de la oficina de Palacio de Gobierno.
Y así fue.
Los años que seguirían para Cirilo serían azarosos. En Puebla causó desmanes que lo recluyeron de nueva cuenta para posteriormente salir, regresar a Acayucan e iniciar una carrera política al amparo de su cacicazgo. Militó en el PRI, en el PRD y en el PAN.
Ello hasta que fue ultimado por sicarios un domingo 5 de septiembre en Acayucan tras presenciar un encuentro de beisbol.
Los autores del crimen huyeron en autos con placas de Tabasco. En junio anterior su hermano Ponciano fue asesinado, lo cual hizo que Cirilo afirmara que se trataba de un caso político y al encontrarse su cuerpo con el clásico tiro de gracia, Cirilo culpó al gobierno del crimen.
La Procuraduría de Justicia de Veracruz aseveró, sin embargo, que el homicidio tuvo que ver con la ejecución del alcalde perredista de Huimanguillo, Walter Herrera Ramírez, ocurrida en la mañana del miércoles 15 de noviembre de 2004.
El “Cacique del Sur” fue conocido en Villahermosa tras el “aseguramiento” de su hermano mayor, sucedido el 26 de mayo de 2005 en un centro comercial de esa capital, por Los Zetas. Quince días después, el sábado 10 de junio, aparecieron, el cuerpo de Ponciano y de cuatro personas que también fueron levantadas por un comandado de pistoleros que usaban uniformes de la SIEDO.
Lo que seguiría sería el ajusticiamiento del “Cacique del Sur”, Cirilo Vázquez Lagunes, polémico ganadero ejecutado junto con cuatro personas por un comando integrado por al menos seis sicarios, al salir de un partido de beisbol, en Acayucan.
Ciento diecisiete cartuchos percutidos fueron encontrados cerca de su cuerpo. Emeterio López Márquez, procurador de Justicia veracruzano en ese entonces, en el gobierno de Fidel Herrera, dijo que según las investigaciones iniciales, el comando viajaba en tres vehículos con placas de Tabasco y el Distrito Federal.
Cirilo Vázquez era padre de Fabiola Vázquez Saut, alcaldesa de Acayucan, el municipio donde fue ejecutado, y de la ex diputada federal Regina Vázquez Saut.
Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo

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