Habría que observar qué tan negra es una campaña cuando lo que se cuestiona y reclama es el servicio de elevadores en un hospital y la queja aislada de algunos usuarios de los servicios hospitalarios bajo la responsabilidad de Juan Antonio Nemi Dib.
Para el secretario de Salud el “pisar cayos y cerrar la llave a muchas irregularidades ha generado, sobre todo en los últimos días, que haya una ostensible campaña que intenta desacreditar el trabajo de los Servicios de Salud de Veracruz, hay un dolo intenso, profundo, que desmerece el trabajo de miles de servidores públicos que todos los días salvan vidas”.
Enternece, pues, que los salvadores de vidas sean objeto de campañas negras.
Y llama la atención que se mal ocupe de las críticas por los elevadores descompuestos del hospital Nachón, que “dejaron de funcionar el viernes por la tarde pero el sábado a las 17:00 horas ya servían, además, en ningún momento los familiares tuvieron que cargar a los pacientes y mucho menos se registró la muerte de ninguno de éstos por la falla mecánica”, se justifica el titular de Salud.
Dice vehemente el señor Nemi sobre tan trascendente tema:
"Imagínense si hubiera sido cierto que se muere un paciente por falta de elevadores, yo ya estuviera fusilado, pero esto se convirtió en un asunto mediático de la mayor relevancia, a pesar de que es resultado de la operación normal de una gigantesca institución, que tiene más de 3 mil 800 camas censables (sic) y un volumen de pacientes de un millón 100 mil al mes”.
“Es obvio que hay una gran intencionalidad política en esto respecto a Antonio Nemi", manifestó citándose a sí mismo.
Con un ejercicio de 35 años en la vida pública, recuerda que el buen gavilán no chilla y para el ejercicio de la política hay que tener la piel curtida, es decir, hay que tener la habilidad para resolver problemas, pero también mucha resistencia a la crítica.
¿Entonces, chilla o no chilla… es gavilán o paloma?
En realidad lo del elevador no debería ser tema de preocupación aunque hubiera una campaña negra.
Más debiera ocuparse de los trastupijes de Pedro Solís, su responsable administrativo, quien se da una ostentosa vida entre Xalapa y el DF y sobre quien pesa una sospecha de nebulosidad financiera que asciende a varios millones de pesos.
Importa que no funcione el elevador, pero más que haya recibido una secretaría como la que encabeza con enormes desfalcos, sin comprobar cientos de millones de pesos, desvíos de dinero a otros programas y una cuenta pública, la 2011 y 2012, plagada de irregularidades.
Y si bien no fue de su año, pero pudiera ser de su daño.
En el caso de las áreas destinadas a la salud se encontró, o más bien no se encontraron en 2012, ni inventarios, ni licencias para el manejo de medicamentos controlados y el no surtimiento de las recetas para los pacientes.
Se concluyó además que “la atención a la población que no tiene acceso a ningún tipo de seguridad social no fue la adecuada” y que Sesver no tiene un idóneo manejo de operación.
La Auditoría Superior de la Federación concluye que de las muestras auditadas, el gobierno estatal no cumplió con la normatividad donde destacan: 1, 174, 982. 6 miles de pesos por recursos de Cuota Social y la Aportación Federal Solidaria 2012 con pendientes por transferir de parte de la Secretaría de Finanzas al Régimen Estatal de Protección a la Salud, así como los rendimientos generados.
Y 155 millones de pesos por haber transferido recursos de la Cuota Social y la Aportación Solidaria federal 2012 hacia una cuenta bancaria que administró los recursos del Seguro Popular 2013, y 62 millones de pesos por haber transferido recursos de la Cuota Social y la Aportación Solidaria Federal a cuentas bancarias pagadoras de nóminas y gastos de operación, sin haberse comprobado su ejercicio.
El callar hace cómplice y aquí sí, el tamaño importa.
Tiempo al tiempo.

*Premio Nacional de Periodismo