Ya salió el peine, una vez más la intentona orquestada para asegurar que la reunión entre el senador Pepe Yunes y el gobernador Javier Duarte, tenía como propósito limar asperezas o fijar reglas dentro del juego sucesorio, resultó exhibida, dejando al descubierto una pésima maniobra, que solo, deja mal parados a un grupo de comunicadores ante la sociedad.
Las razones reales del encuentro no tuvieron por objetivo, el buscar zanjar las diferencias y mucho menos el retomar una amistad que en otros tiempos fuera motivo de risas, abrazos y afectos, las fideladas, son tema bien aprendido por el peroteño.
La debacle duartista, es inminente, la caída de un gobierno en desgracia, producto de un pésimo manejo financiero, son ya tema prioritario para la presidencia de la República, y ante ello, la urgencia de salvar no al caído en desgracia, sino a lo que realmente importa, al estado en sí mismo.
El excelente pretexto vendido durante los primeros meses del gobierno de Javier Duarte, respecto a la crisis financiera que atravesaba la entidad, tras el crecimiento desmedido de la deuda bancaría del estado heredada por el Fidelato, sirvió de marco perfecto para intentar engañar a los veracruzanos, con el cuento de que la situación limitaba el desarrollo.
Aun así el eslogan de Veracruz para Adelante, seguía esperanzando a empresarios, proveedores y sociedad en general que esperaban que realizando los ajustes administrativos basados en la formación académica del mandatario en turno sirviera para llevar a buen puerto la cruzada del gobierno estatal.
Nada más equivocado, por el contrario, en la mente de quienes se erigieron como funcionarios del nuevo régimen la consigna fue y siguió siendo, tomar todo sin miramientos, el crecimiento de fortunas en personajes que llegaron con una mano atrás y otra adelante lastimó más la ya de por si devaluada credibilidad del gobierno estatal.
Ahora tras conocer las causas del encuentro entre Pepe Yunes y Javier Duarte, más se confirma que el gobierno estatal le ha mentido a los veracruzanos.
La deuda de la entidad superior a los 44 mil 470.8 millones de pesos anunciados recientemente en horario matutino, -como para que cuando aun no despiertas, ni lo puedas creer-, resultó no ser tan real como se afirmaba, pues está solo significa lo que se adeuda a instituciones financieras, y la verdadera, la real, es casi imposible de cuantificar ante el verdadero desorden administrativo y financiero.
Las estimaciones del presidente de la Comisión de Hacienda y Crédito Público del Senado de la República, rondan los 80 mil millones de pesos –aun cuando algunos la estiman cercana a los 100 mil millones de pesos- pues a la deuda pública se le deberá sumar los instrumentos como APS, PPS, IPE, adeudos con el IMSS, pasivos contingentes con contratistas, proveedores.
Ahora solo dos cosas quedan por atender en el horizonte inmediato de Veracruz, uno esperar recibir todo el apoyo de la federación al redinamizar la economía a través del acceso a recursos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, y por supuesto, investigar, documentar, y sancionar a quienes se llevaron el recurso de los veracruzanos.
Mientras los ciudadanos se siguen cuestionando ¿Quién se llevó el dinero?
Al tiempo.

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