José Luis Amaya Huerta

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El pasado 14 de abril, en su conferencia de prensa mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció la extinción de la Agencia Notimex, la agencia de noticias del Estado Mexicano, lo que de entrada significa el despido de periodistas, reporteros y corresponsales de esa entidad alrededor del mundo.
La decisión de López Obrador no solo tiene que ver con un conflicto laboral desatado en 2020, en plena pandemia de Covid 19, que el gobierno de la Cuarta Transformación no quiso o no pudo resolver.
En el fondo, la extinción de Notimex tiene que ver con la forma y el manejo que la actual administración federal y el propio mandatario han dado al asunto de la información pública, es decir, la que se genera desde las instancias oficiales y que por ley debe estar al servicio de la población.
De este modo, el conflicto laboral, la polarización entre el Sindicato Único de Trabajadores de Notimex (SutNotimex) y la Directora de ese órgano, Sanjuana Martínez, quien tomó las riendas de esa dependencia federal el 21 de marzo de 2019, queda como un mero pretexto para servir a otros fines: los del control y centralización de la información pública, reconocido por el propio mandatario, cuando justificó al hacer el anuncio:
“No la necesitamos, tenemos La Mañanera, aunque no le guste a Krauze y a Denis (Dresser) y otros, a muchos etcéteras”, dijo con una sonrisa en el rostro, apuntando a que se respetarán los derechos laborales de los trabajadores luego de más de mil días de huelga, lo que lo ha convertido en el conflicto laboral más enquistado de la actual administración federal.
Según López Obrador, su gobierno no necesita una agencia de noticias. “Eso era en la época de los boletines y de la prensa oficial y oficiosa. Ya no hay eso. Además, también desde que entramos hay un conflicto laboral. Pero no es algo que nos haga falta como gobierno. Tenemos La Mañanera, aunque no le guste a Krauze y a Denis y otros, a muchos etcéteras”, señaló.
De acuerdo con el Presidente, se buscará llegar a un acuerdo para la liquidación de los trabajadores, pero sus argumentos son por lomenos polémicos, pues en franca contradicción, reiteró que su gobierno es distinto a los anteriores, que se respeta la pluralidad y que es muy aburrido que pensemos todos de la misma manera. “No debe haber pensamiento único”, subrayó, cuando en los hechos la decisión apunta justamente a lo contrario, a centralizar el manejo de la información pública del gobierno a través de las mañaneras.
Y es que Notimex surgió en 1968 como un órgano regulado por una junta de gobierno integrada por representantes del Estado, que no depende directamente del Ejecutivo.
Un día antes del anuncio, el 13 de abril, el senador Ricardo Monreal, líder de Morena en el Senado, había adelantado sobre la liquidación de ese órgano de información.
Habría que subrayar que el caso Notimex no se trata de una decisión aislada pues coincide con lo que está ocurriendo en el Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, INAI, que actualmente se encuentra inoperante luego de que el Presidente vetó el nombramiento de dos nuevos comisionados, por lo que al carecer de quórum no puede sesionar para tomar acuerdos.
En ambos casos el asunto de fondo es mantener el control de la información pública, acaso para que no sigan saliendo a la luz los asuntos incómodos, que contradicen en los hechos la narrativa de honestidad y austeridad de la Cuarta Transformación.