José Luis Amaya Huerta

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En un súbito viraje de su discurso político, el senador Ricardo Monreal Ávila, aún líder del grupo legislativo de Morena en la Cámara Alta, se pasó al lado oscuro, a la línea más dura de la política mexicana.

Y es que, a pesar de que horas antes reconoció que con su decisión de declarar inválida la primera parte del Plan B de la reforma electoral, la Corte enmendó la plana al Poder Legislativo, con respeto a la división de poderes y abonando a un equilibrio de pesos y contrapesos establecido en la Constitución, más tarde arremetió contra los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,  a los que calificó como casta privilegiada, y amagó con iniciar un proceso de juicio político en su contra. 

A decir de Monreal, “el Poder Legislativo tiene facultades de control parlamentario sobre los ministros de la Corte, lo que sucede es que no las hemos ejercido”, expuso en tribuna durante el debate denominado El golpismo de la SCJN”. 

“Este Senado o el Congreso – abundó - nombra a los ministros de la Corte y tenemos la facultad de citarlos a comparecer y también tenemos un recurso que es el juicio político, en caso, de que se vulneren principios fundamentales de la Constitución y se reitere sistemáticamente la violación o la invasión de facultades de otros poderes”, advirtió el líder de la mayoría morenista en el Senado. 

Más aún, el también abogado constitucionalista enumeró 15 de los 40 “privilegios” de los ministros de la SCJN a quienes calificó de “casta privilegiada”. 

“Cuarenta excesos, ustedes son legisladores y yo y cuando salgamos no tendremos un solo cinco de haber, ni de sueldo, ni de pensión”. “Sueldos, 300 mil pesos por mes; aguinaldo casi 600 mil pesos; prima vacacional, casi 100 mil pesos; un fondo para comer en restaurantes de lujo, casi 80 mil pesos por mes; un comedor especial de la Suprema Corte donde pueden ordenar a la carta alimentos y bebidas alcohólicas. Escúchenlo bien, un presupuesto de 5 millones 500 mil pesos mensuales para contratar personal por mes”, aseguró el zacatecano, y prosiguió:

“Dos vehículos blindados, tipo Suburban, con valor acumulado de 6 millones que se renuevan cada dos años; pago por riesgo de más de 640 mil pesos; pago por gasolina por más de 22 mil pesos por mes”.

Las declaraciones vertidas por el líder morenista en el Senado encontraron rápida y contundente respuesta del ex procurador general de la República, Diego Valadés, quien a través de un mensaje de Twitter, afirmó que de acuerdo al criterio emitido por Monreal, "las sentencias quedan sujetas a la satisfacción de los sentenciados". 

“En un desconcertante viraje político, el líder de la mayoría en el Senado amenaza con someter a juicio político a los integrantes de la Suprema Corte de Justicia. Según ese criterio, las sentencias quedan sujetas a la satisfacción de los sentenciados. Como en las dictaduras”, aseguró el ex procurador.

Lo cierto es que el cambio de opinión de Monreal lo colocó de súbito en la línea más dura de Morena, lejos de su discurso republicano de respeto a la división de poderes y del equilibrio de pesos y contrapesos establecido en la Constitución.

En apenas unas horas, Monreal tiró al cesto de basura su discurso de que por encima de la Constitución nada, y de que ésta debe estar por encima de todo, le pese a quien le pese, y se pasó al lado oscuro del poder.