Debió haber sido muy doloroso para el gobernador felicitar a Héctor Yunes Landa por su elección como candidato de unidad del PRI a la gubernatura, máxime cuando el propio senador afirmó ayer mismo que seguirá siendo crítico y que su visión de Veracruz no Cambia, es decir que sigue pensando que la administración actual es corrupta.
Y si el propio gobernador fue quien humilló en un acto de la CNC a Héctor, regalándole una caña de pescar “para que atrapara a los peces gordos”, Duarte quizá deba estar recordando la vieja máxima que dice:“con la vara que midas, serás medido”, la que seguramente estará adecuando a su situación política actual, quedando así: “con la caña que regalas (burlonamente), serás pescado”.
Para el gobernador llegó el momento de recular, de hacerse a un lado y de apoyar al futuro candidato, le guste o no.
Y ya empezó a dar patadas de ahogadocuando afirma-según aparece en Grafico de Xalapa- que “como gobernador constitucional de este estado yo no tengo candidato. Yo respeto la vida de los partidos políticos... (Sic) y a mí me toca velar porque exista el clima correcto y adecuado para que las elecciones se puedan desarrollar como en los últimos años, con toda Calma”. Y si no tenía candidato, ¿Por qué se reunía con los aspirantes de su partido? ¿Por qué ocasionó tanto revuelo por querer imponer a Silva?
Esta declaración como que lleva dos sentidos: aparentar ser un demócrata o estar dolido por la nominación de Yunes Landa. ¿O querrá decir que para él Silva sigue siendo su candidato y no Yunes? Y si respeta la vida de los partidos ¿por qué afirmaba que Peña lo dejaría decidir en la elección del candidato a la de dos años? Pura palabrería y nada más.
Su caída será gradual pero al final ruidosa. Cualquiera de los candidatos que logre la victoria le cobrará muy caro todos los desatinos, los malos manejos, la quiebra financiera, las burlas, las desatenciones y las venganzas políticas.
Ya lo dijo Héctor y lo dijo Miguel Ángel.
El primero afirmo que seguirá siendo crítico y el segundo quiere cárcel para los defraudadores de Veracruz y que devuelvan lo saqueado.
El gobernador y sus funcionarios están en la mira de aquí en adelante. Y lo saben.
Los golpes a la actual administración serán contundentes y aislarán hasta el último rincón al gobernador y su grupo o lo que quede de él después de que el candidato sea proclamado.
La desbandada dejará solo al inquilino de Palacio de Gobierno.
Será la soledad más aterradora para el gobernador que ahora si podrá preguntarse ¿en qué momento tuvo el mal tino de regalar una caña de pescar a Héctor Yunes? Y luego para pescar “peces gordos”, sin siquiera pensar en que el que escupe para arriba le cae encima.
Duarte se precipitó casi siempre, tomó malas decisiones y se rodeó de los “jóvenes de la fidelidad” a quienes la experiencia política no se les ve por ningún lado al igual que al gobernador, pues comenzaron su carrera con Fidel Herrera. Son novatos pues. ¿O alguien conocía a Duarte antes de Fidel? Nadie.
Es decir, fue mal asesorado, le faltó mesura y creyó que lo podía todo por el simple hecho de ser el gobernador. ¿Quién lo asesora? Alguien debió decirle que no era buena idea regalar la caña de pescar, que no era buena idea lanzar a los policías contra los pensionados, que debía haber atendido a quien le pedía justicia.
Vaya pues, que tenía que cuidar el lenguaje en las reuniones con periodistas y por supuesto, que debía cambiar esa sonrisa burlona por una actitud de respeto hacia quienes no piensan como el. Pero ¿dónde están sus asesores?
Aquí se hace lo que yo digo, y se hizo todo lo que el dijo hasta llevarlo a donde se encuentra en la actualidad, al borde del abismo político, en caída libre y con posibles repercusiones judiciales al término de su mandato si es que se descubren saqueos a las arcas estatales.
El tío Fide protegió a sus muchachos y los hizo diputados pero dejó solo a Duarte para que rinda cuentas al final de su mandato, de los dos mandatos, de los doce años, si es que gana Yunes Linares o quien gane.
La revisión de cuentas será exhaustiva, rincón por rincón hasta encontrar las raterías, las corruptelas y lo que salga, si es que las hay o las encuentran.
Para Miguel Ángel será una cacería implacable con tintes de venganza y aprovechando el malestar de la gente que ya no soporta a quienes representan a esta administración.
Para Héctor Yunes será una pesca controlada (son del mismo partido) y ejecutada con la misma caña de pescar regalo del gobernador aquel día nefasto en que se burló el gobernador, frente a miles de campesinos y funcionarios estatales y federales, de quien aspiraba a sucederlo y lo criticaba.
Por más que el gobernador afirme que “con Héctor no hay diferencias”, éstas son más notorias que sus muy distantes afinidades y por mucho que manifieste-solo de palabra- que “esta muy contento”, el disgusto por no haber logrado que Silva fuera el candidato, es tan palpable que hasta evitó señalar que Héctor era su gallo a la candidatura.
El enojo es natural pues ha quedado desprotegido, exhibido, sin poder de decisión y en la mira.
Nada le sale bien y si no actúa de manera razonada y con mesura en tiempos donde debe guardar la compostura, los resultados de las elecciones serán tan adversos que podría, incluso, favorecer al fracaso del propio candidato de su partido y dejarlo a merced y en las garras del Yunes azul.
Vienen tiempos políticos difíciles, de guerra de declaraciones, de ataques de unos a otros y donde el gobernador, por todos los señalamientos que se hacen en su contra, queda expuesto y en la mira de todos los partidos y de la ciudadanía.
Se acabó su poder y se acabaron los privilegios.
Si el mismo Héctor afirma que seguirá siendo crítico, Miguel Ángel, Juan Bueno, Gerardo Buganza y Cuitláhuac García se van a ir a la yugular del gobernador y su administración en cuento empiecen las campañas si es que quieren sacar ventaja al de Soledad de Doblado.
La pesca pues, apenas comienza.