Y la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol siete veces mayor, como la luz de siete días, el día que vendare Jehová la herida de su pueblo, y curare la llaga que él causó. Isaías 30:26
Conocía a Marcelo Ebrard cuando colaboraba en la campaña presidencial de Carlos Salinas de Gortari, bajo la batuta de su mentor Manuel Camacho Solís (QEPD), un joven brillante, sin duda, aunque haya elegido un partido diferente al PRI, que lo encumbró apenas rebasaba los 30 años, al ser nombrado secretario general del Gobierno de la entonces regencia del Distrito Federal, en 1988.
El 31 de octubre de 2007, a invitación del entonces Jefe de Gobierno, el señor Ebrard, el otrora vicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore, acudió al teatro Metropólitan, en la avenida Independencia de la Ciudad de México, a dictar una conferencia sobre el cambio climático.
Tuve la oportunidad de asistir y hacer una intervención, en la cual aproveché para decirle a Gore, que las Sagradas Escrituras ya tocaban el tema (la Biblia tiene respuesta para todo) y cité a Isaías 30:26.
El poderoso político norteamericano asintió con diplomacia. Admito que a pesar de que los “gringos” profesan sus creencias de manera pública (no olvidemos que el dólar tiene la máxima que dice: “En Dios confió”), no retomó mi comentario, en fin, nadie batea de mil. Preciso que esta misma idea la compartí con el Premio Nobel Mario Molina, cuando en 2010 visitó Veracruz, la tierra de sus antepasados.
Lo cierto es que, “vivo” como es, Marcelo Ebrard tejió una excelente relación con los jerarcas del partido Demócrata de aquel país, situación que hoy lo tiene de vuelta en la palestra política nacional.
De acuerdo a mi amigo Pepe Ureña, columnista de prosapia en la prensa del altiplano, las relaciones que tejió Marcelo con Al Gore, hicieron que fuese invitado a la Convención en la cual Hillary Clinton fue ungida como candidata presidencial del señalado partido.
Dijo Pepe en su Teléfono Rojo el pasado 19 de agosto:
“Hillary Clinton impulsa un proyecto de acercamiento con la comunidad latina a través de una comisión donde el operador sería… ¡Marcelo Ebrard! Con el Peje, con México y con la comunidad latinoamericana en general. -Es el político mexicano de izquierda más prestigiado –dicen en el ámbito de Hillary Clinton con el aval de Al Gore y la recomendación de William Clinton”
Lo anterior nos demuestra que, como decía Salinas, hay que hacer política y más política…agrego yo, es lo único que garantiza la permanencia, aun en los malos tiempos.
Marcelo se fue a París en una suerte de autoexilio, señalado como responsable del desastre que ha sido la Línea 12 del Metro, además, los peñistas lo ubican como el responsable de ser él quien filtró el tema de la casa blanca de Las Lomas a la aguerrida periodista Carmen Aristegui.
Hoy, el hombre fuerte del presidente Peña Nieto (¿alguien duda que lo siga siendo?), Luis Videgaray, ex secretario de Hacienda, vive duros momentos por el acercamiento que construyó con el candidato presidencial de los republicanos, el racista Donald Trump, mientras que Ebrard, aliado de los Clinton, parece resurgir de sus cenizas.
Así las cosas, la experiencia me dice que en política: “nadie está muerto hasta que se muere”, el ejemplo citado lo demuestra. Los papeles se invierten.
Mucha agua habrá de correr de aquí al 2018, pero le sugiero a los que se sienten seguros, que avancen con prudencia…no por mucho aparecer en las columnas se tiene la candidatura asegurada.

*Vivencias de Rafael “El Negro” Cruz, editadas por Javier Roldán